Tv serie Girls: Del odio al amor hay solo una Hanna.

lunes, 21 de septiembre de 2015



La primera vez que me puse frente al ordenado a ver Girls lo hice instada por todas aquellas personas y todas aquellas críticas que decían que era una comedia maravillosa, el “Friends” de esta generación (si encuentro al que lo escribió algún día por la calle, él y yo vamos a tener unas palabritas), un sexo en nueva york moderno, reinventado…En fin, que yo me hice un bol de palomitas dispuesta a pasar un buen rato, a reírme a carcajadas y a identificarme al menos con algún personaje,  pero cual fue muy sorpresa cuando no solo no me hizo ninguna gracia el primer capítulo sino que me pareció que tiraba de tópicos manidos a la hora de construir personajes y que, a la vez, intentaba romper esos mismos tópicos a base de escenas de cama y diálogos muchas veces masculinizados, no sé si para que la gente piense que las mujeres también hablamos de sexo, cagamos y decimos tacos. Con una escenografía que intenta alejarse precisamente del “lujo que derrochaba Sexo en Nueva York” me quedé pensando es que - ¿Era quizás la versión de estar por casa de esa serie? ¿Quizás debía identificarme con alguna de estas cuatro chicas? Porque la verdad es que nada más ver los dos primeros capítulos no lograba identificarme ni con Hannah, la chica gordita a la que “todo le da igual” pero que es el ser más egocéntrico del mundo, que mantiene una relación enfermiza con un chico rarito e inquietante que la trata como basura, ni con Marnie una niña pija que tiene un novio maravilloso con el que lleva años pero con el que está claro que no quiere seguir estando, Jessa una bohemia que no se casa con anda, de espíritu libre, que me pone de los nervios y  Shoshanna un personaje extraño, que parece no tener filtro entre su cabeza y su boca, pero que honestamente, fue la única que me sacó una sonrisita. 
En fin, mi primera incursión en esta serie fue nefasta y a todo aquel que mentaba esta serie como comedia le lanzaba mi mejor mirada asesina. Pero tres temporadas después y en medio de la cuarta, una vocecita en mi cabeza me dijo que probara, pero esta vez sin encasillar la serie en ningún género, como tuve que hacer con Shameless, aquella serie que me vendieron como comedia pero que me da ganas de llorar en cada capítulo (todavía hay capítulos que no me sacan ni una sonrisa, pese a que me parece una serie increíble).

Así que, otra vez frente a mi ordenador, palomitas preparadas y mentalidad abierta, me puse desde el principio Girls y ¡¡Oh dios mío!! ¡¡atracón seriefilo!! No pude parar ni centrarme en otra serie hasta que no me terminé las tres primeras temporadas y debo decir que la serie va “in crescendo” y a una velocidad vertiginosa.

Ahora lo entiendo, no es una comedia al uso, ni mucho menos. Los personajes no buscan hacerte reír, no tiran de chistes fáciles, ni de risas enlatadas, ni de humor negro, te hacen reír por su originalidad, por su carisma, y por sus imperfecciones, porque si algo define a las chicas de Girls es eso, que son imperfectas, y no lo esconden, por eso terminan enamorando y encandilando al público. 

Lo cierto es que sigo sin identificarme con ninguna de ellas, la verdad, pero logro comprenderlas, entiendo sus miedos, sus incoherencias,  sus errores… Esas escenas de sexo lejos de las maravillosamente coreografiadas y con las que a la hora de la verdad ninguno nos identificamos (lo siento, pero esas escenas fogosas de sexo no son las que sueles tener con un ligue de una noche), sus cuerpos imperfectos y su forma de pensar a veces políticamente incorrecta, su egocentrismo, la manera en la que se tiran mierda las unas a las otras para luego volver a unirse, no sé, es un todo, las piezas encajan, sus diálogos fresco, irreverentes, sus personalidades mundanas, autodestructivas, perdidas, perfeccionistas, egocéntricas…todo junto hace que la máquina de Girls funcione a la perfección. Hasta Adam, un chico que esta como una autentica cabra y que durante la primera temporada odié, ha terminado enamorándome. Con la escena final de la segunda temporada me postré a sus pies, irremediablemente.


Sí, he pasado del odio al amor más profundo por Girls, solo he necesitado alejarme de las etiquetas y de los estereotipos y no podría ser esto más identificativo de lo que esta serie destila y significa: Girsl es diferente, y presume de ello.

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